sábado, febrero 03, 2007

Chile v/s la píldora del día después


Los chilenos hemos vivido meses muy difíciles, por una confrontación entre el gobierno, la iglesia, partidos políticos y ciudadanos comunes. El nombre de la confrontación se llama "Píldora del día después".

En una decisión inédita, el gobierno chileno decidió enfrentar la alta tasa de embarazos adolescentes poniendo a disposición de toda mujer que cumpla 14 o más años este fármaco, solamente presentándose en cualquier consultorio y sin el conocimiento de sus padres. La iniciativa, que se presentó inicialmente como una manera de evitar los embarazos no deseados producto de violaciones, ahora se ha adoptado como un sistema anticonceptivo de emergencia, independiente de las razones con las que se necesite.

Muchos particulares e instituciones se han opuesto a la idea, porque atenta contra la familia, da por sentado que una mujer de 14 años puede tener control de su vida sexual y pasa a llevar a los padres de la mujer en cuestión, de los cuales se prescinde completamente.

La molestia, tanto por el tema en cuestión como por la forma en que ha sido manejado, ha ido creciendo y abarcando sectores de la población, porque la presidenta Michelle Bachelet decidió que este fármaco ( del cual recordemos, hay versiones encontradas sobre su carácter abortivo ) se repartirá en los consultorios, a pesar de las quejas de muchos alcaldes, de las querellas en tribunales y de la molestia explícita de tantas personas e instituciones. Incluso decidió firmar un decreto para así poder conseguir su distribución mediante su legalidad constitucional, porque para ella lo más importante es preservar la igualdad de oportunidades de todas las mujeres entre 14 y 18 años.

Para muchos que confiamos en este gobierno, situaciones como éstas nos han provocado gran decepción, porque en el fondo se privilegia el que todos accedan a algo -bueno o malo- antes que preservar a la familia, tan resquebrajada por tantas razones, muchos pensamos que la vida sería una prioridad en un gobierno de izquierda, pero lamentablemente las señales que se han dado hasta ahora dejan muy poco que esperar. Ese es nuestro Chile hoy.