lunes, noviembre 15, 2010

El terremoto pasó


Ya casi se cumplen 9 meses desde el día en que ocurrió el terremoto, y la vida aparentemente ya es la de antes. En estos meses además han ocurrido otras cosas ( como el derrumbe y salvataje de los mineros en Copiapó ), que han desviado la atención. La gran mayoría de los chilenos -los santiaguinos en especial, mi ciudad- tenemos nuestros servicios básicos restablecidos. Hace
un par de semanas se entregó al uso normal la autopista Vespucio Norte, una de las más afectadas y que se tardó todo este tiempo en ser reparada por la magnitud del daño.

Esa es la carretera que yo ocupo para ir a mi trabajo. Está cerca de mi actual hogar. Fue tan terrorífico verla así, y uso este término porque lo que nació en mi corazón fue pánico, miedo al poder destructivo de un terremoto, el temor de verme manejando y que fuese mi auto el que quedase dado vuelta...

Poco a poco se han visto los avances de la obra. Reconforta eso, ver que alguien limpia, que alguien está pendiente de mejorar las condiciones de un camino que usamos mucho, de servicios que
nos afectan a tantos...

Porque es innegable que algo dentro nuestro se movió. Nada ni nadie podrá borrar esos minutos de terror, esos días posteriores de incertidumbre y miseria, el sentirse vulnerables y tener que reconocer en la práctica que no dependemos para nada de nosotros mismos, que no todo está en nuestras manos, fueron aprendizajes que se grabaron a fuerza de miedo y desamparo.

Aún tengo que transitar por un camino de tierra del demonio para llegar a mi trabajo. La ruta que antes tomaba no está habilitada, era bajo uno de los puentes que cayeron ese día y que, si bien por arriba está funcionando, por abajo aún sigue cerrado. Mi pobre carro cruje, salta, se arma y desarma porque hasta lomos de toros de tierra tiene para molestia de los varios muchos que por allí transitamos.

Es incómodo, es molesto.

Pero es lo mejor que tenemos hoy. Y a pesar de todo, se agradece.

lunes, marzo 01, 2010

Terremoto en Chile, sábado 27 de febrero, 3:34

Una noche de pesadilla. Este terremoto sorprendió a gran parte de los habitantes descansando, o carreteando en algún lugar... fue un movimiento eterno, intenso... se oía como caía todo, cómo todo cambiaba de sitio...

Esa noche las calles eran de pánico. Inmediatamente se fue la luz, los únicos sonidos eran las alarmas de los vehículos chillando sin sentido... la mayoría de los semáforos apagados, muchos escombros frente a antiguas construcciones, el caos... personas a pie tratando de volver a sus hogares, otros muchos acampando en las calles por temor a las réplicas, durmiendo en carpas, en autos, o simplemente quedándose en pie conversando de las impresiones y así al menos pasar algo del miedo pasado...

A medida que han pasado las horas nos hemos ido enterando de cuántas víctimas son... al principio menos de 100, ayer 200 algo... hoy por la mañana 700 algo... y extraoficialmente más de 1000...

Vivo en una comuna que ha sido desfavorecida por esta tragedia, acá en Santiago... la comuna de Quilicura... junto a la autopista Vespucio Norte, se cayeron 3 pasos sobrenivel por donde solía ir a mi trabajo... todos los accesos para entrar y salir de la comuna son de altura, y todos están o destruidos o a punto de caer... asi que las colas para entrar o salir por los únicos 2 sitios existentes son inmensas, no sólo en horarios punta... a todas horas...

No tenemos agua ni luz... y desde ayer ni siquiera teléfono... estar en este aislamiento es de locura, es de volverse locos... aunque en las calles, dentro de la comuna, parece todo haberse normalizado, el sólo salir parece una empresa insalvable... parece que todos ya se acostumbraron a andar con sus botellas bajo el brazo, buscando el agua del camión que viene... Parece que ya los saqueos hubieran acabado, tras 2 días completos de sólo escuchar sirenas todo el día ininterrumpidamente...

La calma se supone que llegará. He podido enterarme por el diario, viendo las imágenes, de la barbarie que ocurrió en el sur de Chile. Por la radio también, he sabido de tantas y tantas personas desesperadas porque no tienen qué comer, porque perdieron todo, porque no saben a quién recurrir... la calma se supone que llegará... no sé cómo y cuándo... llegará...