Tras leer el artículo sobre este libro, tengo mis serias dudas.
Porque si bien el equipo que comandó el rescate a los 33 mineros chilenos atrapados fue en todo momento profesional, la transmisión mostró algo que nunca había pasado.
Y no lo digo sólo por el hecho de que se hayan podido rescatar a este grupo de compatriotas, ni porque se utilizaron varios planes para el rescate. Tampoco hablo del genuino interés de las autoridades por sacar lo antes posible a los mineros.
Hablo de que en esas casi 24 horas de rescate, todo salió perfecto. Y eso es lo extraño. No hubo ningún problema serio, no hubo intercambio de palabras ni desencuentros entre los integrantes del equipo. Todos tranquilos, concentrados, todos como una voz.
Y eso es lo extraño. Porque si bien el rescate estuvo bien planificado, este trabajo estaba probando la resistencia no sólo humana, sino técnica de una maquinaria que nunca tuvo que usarse bajo estas condiciones.
Por eso sí me cuadra el hecho de que hayan habido problemas. Y me parece insultante que no se haya mostrado, tratando de hacer parecer perfecto algo que no tenía por qué serlo.
Somos seres humanos, de un pueblo donde todo se arregla con chicle o con elástico.
Aún.
Y de lo que pasó, nada.